Para el 39% de los usuarios, Twitter ya es una adicción

El caso de una mujer que describió el accidente de su hijo a través de Twitter, media hora después de encontrarlo en el fondo de una piscina, encendió las alarmas sobre la compulsión que puede desatar esta red social.

A eso de las 8.45, Gabriel (34) comienza su día. Apenas abre los ojos y disipa un poco el sueño, echa mano a la BlackBerry que siempre está sobre su velador y revisa los escasos mails que se pudieron haber acumulado desde la 1 de la mañana, última hora en que revisó la bandeja de entrada. Inmediatamente, revisa los primeros twitteos del día de algunos de los más de 600 contactos a los que sigue, algunos vitales, que lo conducen a los mensajes que están calentando la "twittósfera". Esto pese a que la mayoría sólo tiene interés para quien los escribe y son del tipo "saliendo a trabajar" o "dándole comida al perro".

Gabriel no es propiamente un twittero activo. Si bien hay días "movidos" en que por alguna coyuntura, como las últimas elecciones presidenciales, Gabriel puede despacharse 40 tweets al día, también puede pasar muchas horas sin escribir en el sitio que siempre pregunta "¿qué pasa?" y en el hay que participar con mensajes de apenas 140 caracteres. Eso sí, no puede pasar cinco minutos sin revisar lo que otros escriben.

Recientemente, un ejemplo extremo de esta compulsión remeció a EE.UU. Shelley Ross, una madre de 37 años, twitteó a las 17.22 acerca de la niebla que caía sobre la ciudad mientras trabajaba en su gallinero. Según un informe de los policías a cargo del fono de emergencia 911, a las 17.38 ingresó un llamado de Ross en que decía que había encontrado a su hijo en el fondo de su piscina. A las 18.12, la mujer se ganaba el desprecio de todos sus seguidores al no preocuparse de su hijo y darse tiempo para twittear "Por favor, recen como nunca antes. Mi hijo de dos años se cayó a la piscina". Dos horas más tarde le mostró al mundo una foto de su hijo cuando aún estaba vivo.

Ejemplos como el de Gabriel y Shelley hay muchos y se los reconoce fácilmente: son los adictos a Twitter. En el PC de la oficina o en el de la casa siempre tienen abierta la ventana a esta red social que ya supera los 50 millones de usuarios. Es insoportable compartir con ellos en reuniones sociales, porque cada pocos minutos desvían la mirada a sus celulares y se ríen del último comentario de algún amigo virtual, dejando al real fuera de la broma.

FENÓMENO QUE CRECE
Un análisis de la consultora estadounidense Retrevo -especializada en consumo de tecnología- mostró que entre los participantes más activos de redes sociales -aquellos bajo los 35 años- el 39% de los usarios confiesa revisar Twitter más de 10 veces al día, una cifra que para los especialistas ya puede ser considerada como adicción. De la misma manera, el 65% de los menores de 35 twittea en vacaciones, cifra que en los mayores llega a 41%.

Además, 36% de los usuarios bajo 35 años declara que twittea tras tener sexo. Si el cibernauta es hombre, sentirá esta compulsión el doble de veces que una mujer, y si es un usuario de iPhone, compartirá sus intimidades en las redes sociales tres veces más que los que tienen una BlackBerry.

Según Retrevo, Twitter ya opera como una especie de cigarrillo digital que obsesiona a sus usuarios. "Lo que más nos sorprendió es que muchos encuestados nunca parecen apartarse de esta red. La usan en vacaciones, en el trabajo, e incluso tras momentos íntomos. Ocupa un gran espacio en sus vidas", explica Jennifer Jacobson, directora de relaciones públicas de Retrevo.

La mejor forma de imaginar a esta red es considerarla como una conversación que se da las 24 horas del día y que nunca termina, incluso cuando la persona está lejos del PC. Debido a que los twitteos sólo tienen 14o caracteres, se produce una especie de diálogo en tiempo real mucho más fuerte que el email. Y a diferencia de messenger, no se habla con una persona, sino con el mundo.

"Por esto, genera una sensación de que nos estamos perdiendo algo cuando no estamos en línea revisando los twitteos o actualizando nuestro estado. Las conversaciones humanas tienen inicio, desarrollo y final, pero esta red no tiene nada de eso y lleva esta sensación de actualizar constantemente a un nuevo nivel", dice el sicólogo John Grohol, miembro del comité editorial de la revista CyberPsychology & Behavior.

Por eso no es de extrañar que estos usuarios revisen Twitter al tomar desayuno, mientras esperan la luz verde del semáforo y en medio de su programa favorito de televisión, para enterarse minuto a minuto de lo que otros piensan del mismo show.

UNA EFECTIVA ADICCIÓN
Para Eduardo Arriagada, profesor de la U. Católica y uno de los autores del libro "Blogs. Medios tradicionales y nuevos medios en el Chile 2.0", esta adicción se explica por la alta operatividad de Twitter, "que logra conectarte eficientemente con grupos relevantes de gente que a la vez quieren contactarse contigo".

Los datos más actualizados de los twitteros chilenos datan de septiembre, cuando fue publicada la "Radiografía de la twittósfera chilena", que hablaba de casi 95 mil cuentas en Chile. Según Daniel Gómez, ingeniero civil que realizó este estudio para Orbitando.com, esa cifra podría proyectarse a la actualidad hasta alcanzar unas 150 mil cuentas, de las cuales cerca del 25% tendría actividad al considerar la última semana.

Para el docente de la U. del Desarrollo y experto en adicciones, Carlos Rubilar, la conducta de los twitteros responde a las características clásicas de una adicción, ya que hay un deseo intenso de consumir algo, asociado a una disminución de la capacidad de controlarse. Rubilar asegura que en estos casos "otras actividades que antes producían placer, como la pichanga del sábado, se postergan para persistir en el consumo".

Estas personas siempre presentan un vacío interno que tratan de llenar con la adicción. "Cuando no quieres pensar en ti mismo, es más fácil mirar lo que hacen los demás", dice el experto. Rubilar cree que para estos cibernautas también hay un problema al asumir su propia identidad e inventan una que sea reconocida socialmente, pues nadie asegura que cada twitteo sea verdadero.

Este fenómeno explica cifras como las detectadas por el blog HubSpot.com: un reciente análisis mostró que un usuario intensivo de Twitter recibe y genera 4.400 mensajes en promedio al día.

Contra la obsesión


1. Mucha gente se obsesiona con tener muchos seguidores, pero en realidad Twitter sirve para comunicarse. Por eso no hay que preocuparse de quién será el seguidor número 100 o 1.000.

2. Un buen consejo para evitar la adicción a Twitter, es no bajar ninguna aplicación que permita revisarlo o actualizarlo en el celular. Así se evita andar twitteando en clases o en la calle.

3. Lo ideal es usar Twitter con un propósito (promover un blog, comunicarse con alguien, etc.). Cuando se tienen conversaciones al azar o anodinas, usualmente se pasan horas en el computador.

Fuente: latercera.

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